Córdoba, la ciudad que me vió nacer. Desde pequeño la he defendido como mía, mí ciudad. Esa ciudad tímida que se graba en el carácter. Esa ciudad con muchas ganas de salir adelante, porque se puede, tiene potencial que es lo importante, y no se sabe aprobechar. Fuimos capital de la más importante provincia romana de Hispania, capital de un califato que abarcaba casi toda España y parte del Magreb, ciudad de cultura, ciudad de convivencia, ciudad querida y temida. Pero lo que un mal cordobes piensa es que solo eso es Córdoba, fuimos elegidos por el Arcángel San Rafael en los peores tiempos de la ciudad, tenemos un arte casi único, iglesias con toques góticos, románicos, barrocos, pero no son parte de ninguno de esos estilos. Paisanos de la talla de Luis de Góngora, el Duque de Rivas, Osio, los Santos Mártires, Maimónides, Averroes, Séneca, Julio Romero de Torres, Juan de Mesa, Juan de Mena... y también actuales, que han sabido llevar a Córdoba siempre por delante, como Fernando Tejero, el presidente de Iberia Antonio Vázquez Romero, Pepe Reina o cualquier persona que, en silencio, como acostumbra Córdoba, haga cualquier cosa que la enaltezca. Intentare, mediante este blog, dar a conocer las bellezas de Córdoba más ocultas, sus historias y sus personajes, y, de vez en cuando, alguna crítica constructiva en su origen, papel mojado en su final.